29.10.09

SOMBRAS

(DeviantArt de UpaUpa)



Las sombras fueron las últimas en aceptar el cambio.

22.10.09

LA CARNE NUEVA



– Pues no le veo ninguna diferencia – se dijo para sí, alimentando la fogata que ardía como siempre, rodeado de gritos.

18.10.09

LA MÁSCARA DEL HÉROE /Boletín de Prensa




¿Qué sucedió realmente en el viaje del Démeter, el barco maldito que partió de Transilvania con un monstruo en su bodega de carga?


¿De quién hablamos cuando hablamos del Hombre de Acero? ¿Qué pasaría si no fuera la figura perfecta e intocable de los comics sino alguien más?


¿Puede un héroe del pasado mítico –del cine por más señas– entrar en la vida real para combatir a los monstruos de la Gran Oscuridad?

Desde hace más de veinte años, el escritor mexicano José Luis Zárate (Puebla, 1966) ha marcado el camino de la ciencia ficción y la literatura fantástica de su país. Autor de culto, apreciado por lectores de lo más diverso, tres de sus libros centrales se agrupan en este ómnibus y dejan ver claramente varias de sus obsesiones, como la cultura pop, el horror clásico y la forma en la que los mitos, sin importar su origen, pueden adaptarse interminablemente, para refinar sus características más espantosas o para que nos riamos de ellos… o ellos se rían de nosotros.
La ruta del hielo y la sal obtuvo el Premio MECyF 1998 y fue considerado uno de los mejores libros publicados en lengua española en ese año por la crítica mexicana. Del cielo oscuro y del abismo obtuvo el la mencion Premio UPC . Xanto. Novelucha libre fue publicado en 1994 y se convirtió casi de inmediato en un clásico secreto, que aquí se reedita por primera vez.



La Máscara Del Héroe. José Luis Zárate
Ilustración Y Diseño De Portada: Calderonstudio
Prólogo: Alberto Chimal
Precio: 15,95 Euros; Páginas: 288; Tamaño: 23x16 Cm
Isbn: 978-84-96013-62-9; Colección: Albemuth Internacional

13.10.09

CANCELADO ZOCALEANDO


Por motivos de fuerza mayor se cancelan las conferencias en la Feria del Libro.
:(




12.10.09

ZOCALEANDO



El miércoles 14 a las 4 de la tarde estaré en el Zócalo de la Ciudad de México , en la Novela Feria Internacional del Libro, en la Tertulia Ciencia Ficción y Fantasía junto con mis dos compadres Bernardo Fernández y Gerardo Porcayo , junto con Irving Roffe y Pascal.




El Jueves 15 hablaremos sobre montón de cosas más y posiblemente hasta del tema de la mesa. El horario: de 4 pm a 5pm.
Las conferencias, mesas redondas y tertulias (todas en una) serán en el Café Literario Julio Cortázar.






10.10.09

CRECIENDO





Piel adentro somos otros, piel afuera nuestras caricias ha cambiado de tono, no sé que dice nuestro tacto.
No te reconozco en esos detalles sutiles e infinitos. No reconozco tu olor. El cambio ha transformado incluso eso.
No sabemos a quién (a qué) le hacemos el amor.
Hemos perdido tanto.
Estamos solos con aquello creciendo, creciendo, creciendo dentro de nosotros.
¿Qué haríamos sin el silencio que nos ahoga tan igual que sentimos que aún tenemos algo propio, nuestro, común que nos conecta?

9.10.09

50%

(Foto: Ville Varumo)



Es imposible contar las bendiciones que nos ha dado la Carne Nueva, las perspectivas, los destinos que nos abrió.
Logró que fuera fácil decirnos adiós, sencillo decidir que teníamos rutas y apetitos distintos, un mero trámite el divorcio, dividir los sueldos, las cosas, que nos tocara un 50% exacto de los tres niños.




7.10.09

A VECES

(Flickr de catatonic.she)



Nos desprendimos de ellas, un buen día. Partes que no necesitamos.
Pero al verlas tan felices sin nosotros, a veces lo dudamos.




5.10.09

NUESTRA FORMA



En algún momento todos hemos tenido que arrancar una parte de nosotros, tanto da si fue una costra mínima, o el retirar una curación llena de sangre y tejido a medio cicatrizar: los puntos de sutura retirados, una uña que se desprende con un sonido líquido, la forma en que un surco de carne se abre paso hasta la sangre.
Hemos visto el mecanismo de los músculos rotos, de los nervios expuestos al dolor. La piel es frágil, mínima. La barrera entre el universo y nuestra carne: una gasa terriblemente fina.
Una cáscara.
La piel, entonces, no es nosotros. La piel es una mentira.
Visto el interior, la perspectiva cambia.
Nosotros somos lo que se oculta atrás, adentro, entre la sangre y los músculos desprotegidos. Uno se ve desnudo y sabe que nuestra forma verdadera es la herida.




2.10.09

LOS NUEVOS TIEMPOS



Mi habilidad de reconocer siempre una cara ha perdido sentido.


27.9.09

DOCE

(deviantArt de Christ Suppa)



Doce dedos no han hecho más fácil el piano.




26.9.09

BIBLIA



Con la biblia vinieron a demostrarnos que la Nueva Carne era pecado.
Y la antigua, también.




25.9.09

A LA LUZ

(Flickr de Tanya Shcheglova)


Ocultamos el cambio, la piel nueva, las extremidades recién surgidas, los ojos y bocas, pero sabemos que tarde o temprano saldrán a la luz.
Por lo mientras disfrutamos los linchamientos, las hogueras y los gritos de los monstruos.


24.9.09

AL SUR

(Flickr de Shota Mitsuyasu)


Poco a pocos nos hemos acostumbrado a la Carne Nueva, a los nuevos sentidos, al tacto inédito que nos proporcionan la reciente piel.
Pensamos que seguíamos siendo nosotros, como si el cambio fuera una mano de pintura o el simple tuneo de nuestro cuerpo.
Pero hoy las mujeres se han dirigido al norte, atraídas por corrientes visibles, por un llamado que no pueden evitar.
Quisimos seguirlas pero algo nos llama al sur.
Preparamos maletas, nos prometemos llamar, fingimos que es un capricho del momento, un compromiso del trabajo.
¿Qué será de nosotros cuando volvamos?
¿Retomaremos la rutina hasta otro ciclo migratorio, nos prepararemos para otros cambios o tomaremos el café en las mañanas sin mencionar (como no lo mencionamos ahora) que nos dirigimos a lados opuestos del mundo a desovar?


23.9.09

UPS



Una de las pocas desventajas de la Carne Nueva es que nos hemos convertido en deliciosos para inesperados depredadores.
Miro el rostro secreto de Kitty, mi gato, de Ash, mi pez, y de ti, amor mío.




22.9.09

BUENAS NOCHES



Sueño formas.
Cambios. La Carne Nueva.
Sueño fragmentos de otras pieles.
Las voces nuevas de los que ya no son como eran.
Sueño monstruos.
Bestias que me dan los buenos días o se dirigen con prisa al trabajo, aberraciones que llevan un café en una mano, o las llaves de su auto.
Me estremezco y trato de cubrirme con las sábanas de mi cama.
Recuerdo, entonces, a lo que habita debajo de mi cama, en lo profundo del armario.
Apago la luz nocturna, cierro la puerta de mi cuarto.
Dejo un pie desprotegido colgando de la cama, espero a que la puerta del armario se abra chirriando.
Algo escamoso sube por mi pierna. Algo denso y pesado se acerca a mi cama.
Me rodean, se aprietan contra mi cuerpo.
Nos dormimos juntos, tranquilos.
Para combatir el horror del cambio, no hay como lo conocido…

21.9.09

NOS RESERVAMOS EL DERECHO DE ADMISIÓN

(Flickr de Eric Lafforgue)




Le prohibieron entrar no por las alas, los cilios, los lóbulos, apéndices, glándulas, flagelos, ventosas, ni las extremidades recientes que surgieron con la Carne Nueva.
Simple y sencillamente es que no aceptaban negros.




20.9.09

PARÍS, LONDRES, MILÁN

(Flickr Sarah Lownes)



París, Londres, Milán deliberan.
Con impaciencia miles esperan saber las tendencias de la moda.
Fotógrafos, costureras, modelos, empresarios, revistas…
Qué prendas, cuáles peinados, el número de extremidades.
Los nuevos cuerpos se preparan para las pasarelas, Nueva Carne descubierta con estilo.
Vemos los catálogos, los previews, los boletines de prensa y pensamos en las jovencitas que buscan una pista de qué es ser hermoso.
La anorexia va a ser la menor de nuestras preocupaciones.




19.9.09

VEREDICTO



Cada noche nos contaron de las hogueras y su fuego purificador, de la pureza genómica y la terrible, horrible, sucia, obscena Carne Nueva.
Matamos por ti, nos dijeron llenos de orgullo, llenando la casa de hermosas figuras, de piel limpia y perfecta.
Es justo, higiénico, patriótico, sagrado, nos dijeron en colegios, iglesias, reuniones.
Con que emoción vimos a nuestros héroes destruir monstruos deformes en la pantalla.
Y ahora nos juzgan, nos condenan, nos señalan por la hoguera que encendimos, por las llamas que nos dijeron eran nuestro derecho.
Mostramos las manchas, las arrugas, el cabello blanco, los dedos nudosos de quienes quemamos.
¿No es también Carne nueva?
El veredicto es unánime. Salimos como los héroes que somos, llevados en hombros por una multitud de jóvenes.
Con temor nos ven los adultos, con miedo los mayores, pero ¿qué importa?
Mientras ardían les dijimos a nuestros abuelos que ese era el fuego que, orgullosos, nos enseñaron.

18.9.09

BRECHA GENERACIONAL

(Onexposure de Joël Le Montagner)



Con qué gusto los niños juegan a ser monstruos. Con qué espanto vemos lo mucho que ayuda la Carne Nueva.




16.9.09

RUTA



¿Son esos tus labios? ¿Toco tu rostro? ¿Son tus manos, tus ojos lo que me acaricia?
Tratas de decirme algo pero no te has acostumbrado a tu nueva forma.
Tal vez centrarnos en lo que eras sea un error.
Cierro los ojos y dejo que sea nuestro deseo, los delicados estremecimientos lo que nos dicten la ruta de las caricias.






15.9.09

NOFACE-BOOK



El inicio de las mutaciones fue explosivo, los consultorios se llenaron de gente asustada de la Carne Nueva.
¿Qué se podía hacer más que explicar que era normal, cotidiano?
La gente debería acostumbrarse a las nuevas formas, eso es todo.
Mientras, en conversaciones de teléfono, en cartas escritas, en chats línea tras línea, en redes sociales sin imágenes, en bares a oscuras, en reuniones de amigos donde voluntariamente cerramos los ojos y tomamos las cosas a tientas, nada ha pasado.




14.9.09

EL CAMBIO

(Flickr de Elene Usdin)



Desde la ventana los miro, los intuyo a lo largo de la ciudad, en postes, vitrinas, árboles, paredes.
Mil carteles con mi rostro, pidiendo que alguien me encuentre o de detalles de mi ubicación, si estoy viva o no, si alguien conoce mi destino.
“Regresa” pide en diez mil copias Sarah. “Que la Carne Nueva no nos separe”.
“Si tiene informes llame. Cualquier información se paga.”
Suena un teléfono a mi lado.
− ¿Sarah?
− Soy yo – contesto, llena de esperanza.

13.9.09

TOC TOC



Le llaman síndrome mantis, reacción viuda negra, reflejo tanato co iter.
Los médicos le explican que es parte de la Carne Nueva.
Eso, y su fuerza inusitada.
Si todo ha cambiado ¿porqué no las reacciones del cuerpo?
En el orgasmo el cuerpo toma el control.
Si ahora es diferente, nuevo, otro, ¿porqué no la reacción ante el placer va a ser garras, dientes, sangre?
Puede entenderlo.
Pero ¿cómo entender a los tocan a la puerta, la aman por lo que ahora es, le ofrecen, a la vez, flores hermosas y el cuello desprotegido?



12.9.09

PRISIONES DNA

(Flickr de Harold Lloyd)



En invierno empezaron los transformaciones, la Carne Nueva activada por algo que nadie sabe qué es.
Los inmunes vimos avanzar el cambio, nos alejamos de aquellos malditos, algunos tomamos un arma para defendernos de la infecciones, otros promulgaron leyes y levantaron cercos y alambres de púas.
Al ir cambiando el clima la piel remitió, los tumores desaparecieron los nuevos miembros cayeron y eso nos llenó de temor.
Los monstruos podrían ocultarse, fingirse sanos.
Exigimos las policías genéticas, las prisiones DNA, la necesaria depuración.
Lo logramos.
Pero dejamos de alegrarnos de ello cuando llegó la primavera y los inmunes vimos nuestra piel verde, nuestras manos madera y empezamos a florecer.


10.9.09

PALABRAS



Los científicos dicen que la Carne Nueva es una muestra explosiva de evolución, un avance, pero lo cierto es que la humanidad odia el cambio y desea que todo siga como antes.
Las ejecuciones siguen, indiferentes a toda esa transformación orgánica.
Cuando más, hemos accedido a ponerles una venda en los ojos.
Tal vez logren sus derechos civiles; posiblemente, aunque no lo queramos, las cosas cambien.
Lo cierto es que ahora ya no es tan sabroso un pollo del que recordamos sus últimas palabras.


9.9.09

WATTS

(Flickr Takeshi Sato)



Algo vive en los cables. Algo viaja.
Las luces parecen vernos, el sonido de la electricidad, denso y monótono, ha empezado a modularse. Murmura frases que nadie comprende.
Hay quien habla de electrocutados que se quedaron en el destello blanco, que viven en el fuego que los consumió, otros nos dicen que todo impulso nervioso es de naturaleza eléctrica y la ciudad entera ha alcanzado las conexiones suficientes para pensar, otros mencionan experimentos cuyo fin ignoto nos concierne a todos.
Hay quien dice que la Carne Nueva es eléctrica.
Pero lo cierto es que unos pocos salimos en la noche a ver esas luces densas, nos quedamos en calles vacías donde el murmullo es perceptible, y sentimos el cambio, la transformación, y – también – que ya no estamos solos, que algo plural y enorme nos acompaña.
Mientras estiramos las manos desnudas hacia los cables, comprendemos a las inocentes, tontas, polillas.


7.9.09

ACCIÓN

(Flickr Andre Vautour)



− ¿Saben el porqué? – dijo un hombre agitando sus alas.
− ¿Fue químico? – preguntó la mujer de tres brazos.
− ¿Es cierto que ocurre en todos lados? – murmuró alguien oculto bajo mil prendas informes.
− ¿Es permanente? – lloraron tres voces que hasta ayer eran una.
El hombre del gobierno asintió, mientras continuaba sacando papeles, sellos, formatos.
− ¿Van a hacer algo? – exigí saber.
El hombre me miró a los ojos (a todos) y me dio una hoja.
− Sí.
Eran las tarifas de impuestos por la Carne Nueva.




6.9.09

3.10 A. M.

(Flickr de Aleksandra)



− ¡Ahí, ahí! – dicen mis hijas señalando la oscuridad.
Acelero un poco más y pronto dejamos atrás la imagen borrosa entre la oscuridad y la lluvia.
Una silueta dolorosa, contrahecha, terrible.
Toda mi voluntad usada en no girar levemente el volante y lanzar el auto contra ella.
No más sufrimiento, no más horror.
− Papá – lloran y yo lloro con ellas. No debimos salir, dejar atrás la seguridad de la casa.
Es la hora en que los monstruos salen, en que la Carne Nueva se despliega, en que cosas de ojos rojos se deslizan entre las farolas y la oscuridad.
Las llaman mutaciones, tumores, enfermedades, algunos pocos casos.
La noche se llena de ellos y nosotros cerramos cortinas y pasamos llaves y encendemos luces, y subimos radios y televisores y nunca, nunca, nunca salimos a constatar que la noche les pertenece ya.
Pero la fiebre, y el hospital, y la necesidad.
− Aguanta, cariño – digo a mi esposa, que tirita.
Las niñas ahí atrás, miran la noche desorbitada, y yo debo seguir…
− Papá, mira, mira, mira.
Y sus dedos señalan los bultos, los muñones, los rostros dobles, las garras, las múltiples manos saliendo de rostros…
− Mira, mira, mira… se parecen a – dicen y yo acelero entre las lágrimas.


3.9.09

OTROS



La Nueva Carne modifica el comportamiento: nuevo cuerpo significa otro paradigma, otros sentidos, diferente forma de procesar la información sensorial que se recibe.
Por ello se implanta tanto, por eso la cultivamos en nuestra sangre, por tal motivo somos otros cuando la sabemos, la percibimos, la imaginamos en nuestra piel.


HILOS



Con hilos, con filos, con grapas, tenedores, agujas, alfileres quieren impedir que nos seamos libres. Con suturas, nudos, con puntadas desean que nos seamos uno.
El espejo muestra la torturada forma que han hecho de nos.
El rostro cruzado de puntadas, los miembros unidos mediante filos, la atadura que convierte las partes dispersas en una torturada silueta.
Brazos, manos independientes, órganos que se mueven por si solos, piel que ha descubierto cómo desplazarse, pelo vivo, eso somos nos.
Y también (no podemos entenderlo) el cuerpo que murmura, viéndose al espejo, luchando por la unidad:
Soy, soy, soy – mientras se disgrega.




2.9.09

EN BRAZOS

(Flickr de Podutro)



¿Cómo explicarle al lego lo evidente?
No era un feto.
Se desarrollaba en la bolsa amniótica, crecía, se alimentaba del cordón umbilical: pero no era un bebé.
Desarrollaba brazos, piernas, un remedo de rostro en los tiempos adecuados, su imagen era exacta en los ultrasonidos pero carecía de tantas características que no engañaba a ningún médico.
Las víctimas nos pedían que las tocáramos, nos relataban felices la forma en que eso se movía.
Nos estremecíamos al imaginarlo.
Algunos accedieron a una extracción, otras se negaron a que un bisturí las liberara del impostor.
Más de una huyó de los cuidados médicos.
Esa cosa era suya, su bebé ¿qué podíamos saber nosotros?
Que el impostor estaba más cerca del cáncer que de otra cosa, que crecía agresivamente minando al huésped, que parasitaba recursos para desarrollar huesos falsos, órganos para engañar, corazones que latían desincronizados.
Al paso del tiempo algunas víctimas regresaron asustadas del interminable embarazo, de la lenta agonía.
Muchas veces tarde.
Una, sola una, se presentó feliz para decirnos que, todo había sido un malentendido, que nos equivocamos.
Abrió las sábanas llenas de sangre y nos mostró lo que llevaba en brazos, retorciéndose.
Retrocedimos: del hedor, de la putrefacción, de los ojos que esa cosa había desarrollado llenos de pus, de las garras, de la minúscula voz que dijo:
Mamá.






1.9.09

SINCRONIZACIÓN

(Flickr de Tanya)



Lo trataron primero, por supuesto, como un desorden mental. Había un rastro neuroquímico específico, por eso creyeron que sólo era una falla endocrina.
¿Cómo saber que las visiones eran reales?
Esa mujer que caminaba en un bosque a mitad de la ciudad estaba en contacto con alguien que no entendía por qué la sensación del pasto bajo sus pies era idéntica al concreto.
Tardaron mucho en musitar la palabra telepatía.
Sincronización tomó su lugar.
Lo difícil era encontrar a las partes del todo. ¿En qué lugar? ¿En qué sitio del mundo entero?
No había comunicación abstracta: sólo sensorial.
Búsqueda de ciegos.
Los medios masivos de comunicación ayudaron. El mundo dividido, primero, en continentes, cada uno con una sensación específica en un momento concreto: a las 12 del día según el meridiano Greenwich. Agua, hielo, plumas, arena… cosas así.
Los receptores anotaron que sintieron, y conocieron en que continente estaba su receptor.
Fue cuestión de ir concretizando: países, estados, colonias, calles…
Que emoción cuando se encontraron los sincronizados. Más que hermanos: el mundo sensorial idéntico. Algunos decidieron vivir juntos, otros se alejaron lo más posible para vivir dos vidas al mismo tiempo.
Nadie sabía cómo, porqué, qué cosa empezaba la sincronización. Dijeron evolución, mutación, casualidad, destino, sino, Nueva Carne.
Algunos como yo se ofrecieron voluntarios a pruebas, a mediciones, análisis. ¿Cuál la distancia de trasmisión? ¿Era o no simultánea? ¿Podía interferirse, modificarse, modularse? ¿Cómo la afectaban las drogas, las circunstancias atmosféricas, los accidentes?
Entre los sincronizados si uno quedaba ciego era el que tenía los ojos sanos el que encontraba sumergido en oscuridad, por ejemplo.
Se midió un impulso doloroso. No era simultáneo. Había un desfase de 2 horas 17 minutos y 3 segundos, estuviera a un kilometro o al otro lado del mundo.
Había tanto que averiguar. Tanto que experimentar, tanto que saber.
El que condenaran a muerte a mi trasmisor sincronizado fue una casualidad que algunos consideraron afortunada.
El hecho de que pudieran matarme a mí no detuvo la ejecución.
Me llenaron de aparatos, me conectaron a mil monitores, esperaron.
¿Cuál la sensación exacta de la muerte? Sentiría la inyección letal. ¿También la forma en que iban fallando cada órgano?
Pedí una última cena. Hablé por teléfono con mi sincronizado y nos dijimos adiós. Me senté a esperar la Muerte narrando cada sensación.
El frío, la pesadez, el lento detenerse.
Cerré los ojos, muerto de miedo.
− Estoy muerto – dije, con una voz clara y firme, 2 horas 17 minutos y 3 segundos después de la inyección.
La sincronización no se detuvo.
Fue otra.
No más datos del cuerpo, no más sensaciones de esa pobre cáscara asesinada.
Abrí los ojos y no vi lo que había a mi alrededor.
Fui describiéndolo, lo mejor que pude.
Nos olvidamos de los aparatos, de las mediciones, alguien desconectó las máquinas, otro salió corriendo de ahí, algunos tomaron notas. Los demás escucharon.
Silenciosos, helados.
Lo que hay al otro lado.
Entonces mi cuerpo empezó a fallar. El corazón fue deteniéndose.
No luché por respirar.
Me recargue en la camilla, me cubrí hasta la cabeza con la sábana blanca, cerré mis propios ojos.
Qué extraño privilegio morir dos veces.




31.8.09

METÁSTASIS

(Flickr de Codri)



Te vas, te alejas. Te has marchado cuando aún estás aquí.
No me hablas más que con silencio. Sólo me tocas con tu temor.
Vamos: no se contagia al tacto. Es mi piel, es mi carne que ha empezado a devorarme.
Siento que sólo ves a esa mancha en la radiografía.
Yo ya no estoy. No soy. No para ti.
¿Cómo me dirás adiós? ¿En qué momentos me dejarás sola? ¿Qué te dirás a ti mismo para justificarte?
¿Y qué importa?
Te he perdido porque no puedes pensar más que en la carne nueva que crece, se difunde, me mata.
Ella te ha arrebatado de mi lado.
¿Quién iba a pensar, jamás, que no solo iba a ser mi lenta muerta, sino también mi rival?


28.8.09

LAS ACERAS MUERTAS

Mataban a todo aquel que fuera diferente, que tuviera otra piel, diferente silueta.
Una erupción en la piel te podía ganar un disparo.
¿Cómo explicarle a la turba una mancha congénita, una cicatriz tierna, una alergia?
Era mejor quedarse en casa.
Las calles vacías, las aceras muertas.
Sólo la ira, el miedo, el prejuicio, la muerte paseaban allá afuera.
No más monstruos, gritaban.
No más, suplicábamos puertas adentro.




ARTE

(Onexposure de Alex OBrien)



Es una maravilla, una obra de arte.
Nueva piel, nuevas líneas, contornos, tactos.
Armoniosas en una forma tal, que hace ver a la vieja silueta humana como un error, un horror.
No se cansa de ver la Carne Nueva.
Nadie, de hecho.
Juntos, él y el mundo, se quedan admirando las pieles, los cuerpos, cada detalle.
Cuánto los aman, bien organizados en sus marcos.


27.8.09

CORTINAS



A la señora Salas empezaron a crecerle ojos en las manos.
Mi abuela preparó una gelatina y fuimos a dejársela.
La casa olía a medicina, a encierro, a sal, a silencio, a lágrimas.
Esperamos mientras la señora Salas bajaba a saludarnos.
Alguien había retirado los cuadros y cubierto el televisor con una sábana. Un foco roto pendía aún del cable.
Escuchamos unos pasos arriba, un golpe sordo, cuchicheos. Una risa que no iba de acuerdo con todo lo demás: con las flores pudriéndose en un florero, con el deslizarse de gatos de los parientes.
Pasos, firmes y rápidos. Unas piernas vendadas, un vestido amplio, la señora Salas bajando con las manos cubiertas con guantes.
Saludó a mi abuela con un beso, puso un instante su palma en mi mejilla. No sentí en ese breve roce un parpadear.
Hablaron de nada importante.
Al final hubo un atisbo de que no sólo habíamos ido por la gelatina.
− ¿Tu…? – murmuro mi abuela dejándolo todo en suspenso.
− No pasa nada – dijo la mujer, tirando un poco de la punta de los guantes, como si le apretaran. – Ellas que se preocupan…
A los 45 minutos bajó una sobrina a decir con voz neutra que era hora de la medicina. Se hizo a un lado cuando la señora Salas pasó a su lado.
Alguien más nos ofreció desinfectante antes de irnos.
− No entiendo cómo está tan calmada – murmuraba mi abuela al alejarnos.
Media calle más allá pude escuchar de nuevo la risa cristalina. Miré sobre mi hombro la casa. Todas las ventanas estaban cubiertas con cortinas. Menos una, abierta e iluminada.
La señora Salas se asomaba lo más posible por ella.
La risa era suya, y tenía las manos desnudas abiertas, tratando de abarcar el cielo.
Supe entonces que, efectivamente, no pasaba nada. El único drama estaba en ellas, quienes fueran, que trataban de meterla, de cerrar las ventanas, de correr las cortinas, todo a un mismo tiempo.


25.8.09

SOY



Pienso, luego soy.
¿Y qué soy? Lo que pienso.
Estos brazos, estas piernas, el rostro, la boca, estas alas, los flagelos, apéndices, vesículas, lóbulos, todos mis cilios…




EXILIO




− Los monstruos − gritaron los niños − Vienen los monstruos.
Salimos a la calle esperando ver, no sé, jaulas y rejas, un altavoz sobre una camioneta tocando una música discordante, sus rostros extraños agobiados por el calor, por el polvo, por las 2 de la tarde en la calle principal que pesa como una herida.
Llegaron caminando, y su paso era lento y elegante, se movían con una gracia solemne que sólo las articulaciones triples pueden lograr.
Iban desnudos.
No reconocimos nada.
No quedaba rastro alguno que alguna vez fueron como yo, como Alberto, Mónica, como todos aquellos que los mirábamos pasar.
La piel cambio, los huesos tomaron nuevas formas y los músculos fueron otros. Nuevos ojos, nuevos órganos. Nuevas formas de vernos, olernos, percibirnos.
Iban al exilio. No podíamos imaginar siquiera que deseaban, que veían, qué cosa podía interesarles.
Algunos de nosotros se habían enfrentado a ellos antes con armas, con cuchillos, con fuego; con miedo, ira, misericordia. Quisieron quemarlos para que no sufrieran.
Pero nada los mata, nada los hiere, nada los sangra.
Ignoramos porqué accedieron a marcharse, de quererlo podrían acabar con todos y cada uno de los que los veíamos pasar, agitando aquello que late en sus cuellos.
Se fueron por el camino principal, dejando atrás espigadas sombras, perdiéndose en el horizonte.
Regresamos a la mesa, Mónica pidió un poco de cátsup para la comida fría que habíamos abandonado.
No sabíamos qué decir.
− Se veían tristes – dijo Alberto tomando un largo trago de cerveza.
Sí. Toqué la mesa de formica mientras me decía que era justo eso lo que me hacía sentir tan extraño.
Pena. Tristeza. Piedad.
¿Qué vieron en nosotros, que percibieron con sus nuevos ojos, para nos vieran con tanta lástima?




24.8.09

LÍQUIDO



(DeviantArt de Raditya Arya Pratama)


Primero fue un ardor en los párpados, luego amanecer lleno de excrecencias, el globo ocular cambiando de color, las cosas perdiendo nitidez, la niebla que fue tragándose al mundo, la percepción limitada a sombras, a luz difusa, a formas imprecisas, un rostro era un ovalo, una calle cosas que se desplazaban, parpadeaba y mil cosas se agitaban en el líquido de mis ojos, siluetas de peces, huyendo de otras sombras, cardumen buscando refugio, seres secretos para todos menos para mí, los antibióticos, las gotas, el recuperar las líneas rectas, los cortes limpios, los ángulos y las luces, la normalidad, la tranquilidad, el sentir, repentinamente, un pez deslizarse en mi oído…




10.8.09

FUERA DEL AIRE

(DeviantArt de Mustafa Dedeog Lu)


Dos semanas de vacaciones

8.8.09

SI DIOS HUBIERA QUERIDO QUE VOLÁRAMOS...



Finalmente apagó su celular. No podía con una noticia más.
Durante un segundo pensó en lanzarlo contra la pared. Podía sentirlo vibrar lleno de información que cruzaba el planeta entero.
Habían pensado que era un caso parecido a la Talidomida, una sustancia mutágena, deformante, que actuaba sobre el feto.
¿Cuántos productos revisó? ¿Cuántas muestras al azar?
Los casos empezaron a multiplicarse.
Fotos y fotos de recién nacidos, videos llenos de esos movimientos tan extraños. El sonido de esos llantos en tantos formatos informáticos.
Se pensó en una enfermedad, en virus, en todas las formas en que algo externo pudiera modificar el ADN.
Los primeros casos en la ciudad le dieron oportunidad de monitorear muestras ambientales. Radiación, mutagénicos, toxicidad.
Pudo tocar uno de los recién nacidos y comprobar cómo se movían esos músculos extraños, esos apéndices y las nuevas extremidades.
Revisó con cuidado cada Rayo X.
Uno de los nuevos padres tomó a su niño y lo ahogó aferrándole el rostro. Con qué cuidado le quitaron al niño, con qué rapidez lo viseccionaron y tomaron todas las muestras posibles.
Al otro día los restos del niño se encontraban en laboratorios de todo el mundo.
Si Dios hubiera querido que voláramos…
Apretó el celular hasta hacerse daño.
Días y noches, reuniones y paneles, datos y cifras. Y los casos se multiplicaban.
Ella le decía que debía dormir, descansar, quedarse a su lado un rato más. Le dijo que se sentía sola.
Él no podía dejar de pensar en la última hipótesis: un gen que se había activado en todo el ADN humano.
El miedo empezaba a respirarse en los laboratorios, en los congresos científicos del mundo.
Entonces ella le dijo que estaba embarazada.
Oh Dios, Dios, Dios
Los datos no hablaban ya de casos aislados, las cifras no mostraban sólo tendencias, cada bit de información mostraba inevitabilidad.
¿Cómo decirle lo que ocurría? ¿Cómo prepararla? ¿Cómo prepararlos a todos?
Recordó esas horribles fotos, los videos, los sonidos chirriantes, su vibrar extraño cuando cargó a… a.. eso.
Si Dios hubiera querido que voláramos nos habría dado alas.
¿Qué querría Dios que hiciéramos con esas garras, con esos colmillos, con los ojos trilobulados?




6.8.09

COF, COF

(Flickr de Harry Bloom)



Dolor de cabeza. Nariz goteante. Cuerpo cortado. Pastillas. No puedo abandonar la cama. Por suerte mi mano se encarga de salir a las compras.






3.8.09

MÁSCARA



La máscara es tan temible que todos sienten alivio cuando muestra su transformado nuevo rostro.




1.8.09

HOY

(Flickr de paper.lilies)



Hoy empecé a soñar los sueños de los árboles, a sentir el pulso mineral. Hoy he entendido lo que lo verde murmura (que extraño es que no tengamos miedo). Hundí mis dedos en la tierra húmeda y pude sentir el vibrar del planeta entero. Hoy empecé a unirme con las raíces, con el agua subterránea sobre la cual flota el mundo. Hoy dejé atrás la carne y me vestí de hojas y soy parte, por fin, de esa red invisible que lo cubre todo. Hoy descubren mi cuerpo y piensan qué triste es convertirse en nada.






31.7.09

CON...

(Flickr de sea legs lexi)



Con sorpresa, con curiosidad, con desconcierto, con abandono, con alegría, con misterio, con ansia, con miedo, conmigo sigo a mis manos en su repentina e ininterrumpida migración.

30.7.09

HUMO



Nada apareció en los diarios. Nada comentó la gente. El humo, por cierto, no estaba en el aire. El agua lavó lo que podría haber quedado en las calles. Las gargantas vociferantes del día anterior susurraban civilizados buenos días. Las manos que aferraron garrotes, antorchas, filos y aceros saludaban, llenaban papeles, envolvían compras, hojeaban periódicos donde nada grave había sucedido. Todos evitaban la vista de los escaparates rotos, de las puertas deshechas, del hollín de las fogatas públicas. Era posible sentir a la ciudad trabajar en el olvido, lo tejía con nadas, con ningunos, con nunca, con jamás, con yo no.
Ayudaba que no se vieran los ellos, los de piel nueva, los de otros ojos, los de siluetas extrañas.
¿Y cómo habrían de estar si el humo se dispersa, se aleja, no existe?

29.7.09

LIBRO

(Flickr de Rick Delgado)



La cerradura fue seda, para ti. Apartaste la puerta con indiferencia. Tus gestos eran fluidos, delicados. Eran las cosas las que se llenaban de violencia, se astillaban de golpe, se fragmentaban casi por si mismas. Retrocedí hasta la pared, aferrando aún el libro.
— Nunca entendí los tatuajes, por qué aparecieron de golpe los libros sobre percings, excoriaciones, sobre el arte de enterrar objetos bajo la piel para cambiar los rasgos.
Etérea, sutil, imparablemente avanzabas.
— Tardé en deducirlo, en darme cuenta. No escondías un rostro normal bajo el tatuaje de monstruos. Cuando empezaste a cambiar, cuando el Libro te transformó, decidiste ocultarte remarcándolo. Creen que sólo has llevado la modificación corporal al extremo y no saben la verdad. Lo que ahora eres.
Los lentes de reptil me vieron, o tus ojos verdaderos.
— ¿Ahora qué? Leí el Libro. ¿También voy a cambiar?
Tu mano, la garra me acarició lentamente la mejilla. “Amor” articularon tus labios, atrás los dientes triangulares.
Me diste dos cosas y después te marchaste, con el Libro.
Y aquí estoy mirando mis opciones.
En la mano izquierda un arma, en la derecha la aguja del tatuaje.


26.7.09

LO OTRO

(Flickr de Fifi Yin)



Carne Nueva es transformación, cambio, liberación.
Es modificar la realidad por que el propio cuerpo ha cambiado. Cuando el espejo nos dice que nosotros ya no somos nosotros sino lo Otro.
Es deslizarnos de nuestra propia mente hacia lo distinto, lo ignoto, lo extraño.
Carne Nueva es la piel modificada, el virus razonando, es el susurro de la metamorfosis.
Es sangre, y carne y piel, y ligamentos, y hueso y plasma.
Pero si no puedes convencer a tu ADN, puedes lograr el cambio con peluche y tela, varillas.
Carne Nueva también puede ser una botarga.


Efímera
de José Luis Zárate